Visita a Jerez de la Frontera
Jerez se encuentra situada en una fértil zona de campiña
formada por la vega del Guadalquivir, junto al río Guadalete, a pocos minutos de
las playas atlánticas y la sierra gaditana. Su excelente situación geográfica, a
caballo entre sierra y mar, hace posible disfrutar de unas agradables
temperaturas, con más de 3.200 horas de sol al año. La bonanza de las
temperaturas, 11º C de media en invierno y 25º C en verano, suavizadas tanto por
su cercanía al mar como por su latitud, permiten disfrutar de suaves inviernos y
agradables veranos.
A lo largo de la historia, Jerez ha sido un enclave
fuertemente influenciado por las distintas culturas que se han asentado en sus
tierras, numerosos restos así lo atestiguan tanto en la propia ciudad como en su
entorno.
Vestigios de la Xera fenicia, la fuertemente romanizada
Ceret, la importante Sherish musulmana y las posteriores bellísimas
construcciones cristianas, ofrecen un amplio abanico de estilos arquitectónicos
y edificios singulares, que hacen de Jerez una preciosa ciudad con una fisonomía
urbana realmente peculiar.
Pocos lugares en España gozan de un reconocimiento internacional tan amplio como el que Jerez disfruta. Gracias a su vino, el Jerez o Sherry, el nombre de nuestra ciudad ha traspasado fronteras hace mucho tiempo, hasta llegar a universalizarse.
Pero Jerez no es tan solo sus vinos y una arquitectura de
edificios singulares, Jerez, ofrece mucho más a todos: tierra del caballo
cartujano, del toro de lidia, cuna del arte flamenco, ciudad del motor y los
grandes eventos, centro monumental declarado de interés Artístico - Histórico.
En la actualidad Jerez es una gran ciudad donde la tradición convive en perfecta armonía con la mas pura modernidad: grandes centros comerciales y avenidas confluyen en un centro histórico alegre y bullicioso, donde las compras y el tapeo se dan la mano. Todos estos rasgos distintivos, sumados a la extraordinaria situación geográfica y su clima, a atractivos turísticos únicos y diferenciados, y a las modernas infraestructuras, garantizan Jerez como la elección perfecta para vivir y visitar.
Museo Arqueológico Municipa
El actual Museo Arqueológico de Jerez tiene sus antecedentes en el Depósito
Arqueológico Municipa creado en 1873 por un grupo de intelectuales locales e
instalado en la galería de ingreso a la Biblioteca Pública Municipal. En 1916,
Don Mariano Pescador y Gutiérrez del Valle publica un pequeño catálogo en el que
se describen las cuarenta y cinco piezas que por entonces formaban la colección;
catálogo en cuya introducción ya el autor hacía notar la necesidad de crear un
museo para que los vecino de jerez conociesen el pasado de su ciudad y
alrededores. En 1931 y a raíz de la incorporación de Don Manuel Esto ve Guerrero
como director de la Biblioteca , se instalan y clasifican los materiales de la
Colección Arqueológica ; abriéndose al público en 1935. Desde entonces comenzó a
llevarse a cabo una continua actividad de recuperación del patrimonio
arqueológico, incorporándose piezas de la categoría del casco griego del siglo
VII a.C. hallado en 1938 a orillas del Guadalete. Sin embargo, fueron las
excavaciones del cercano yacimiento de las Mesas de Asta, enclave de la antigua
Hasta Regia, las que incrementaron la Colección hasta el punto de que por Orden
Ministerial de
septiembre de 1963, se le otorga categoría de Museo Arqueológico
Municipal.
Las instalaciones ocupan un conjunto de edificios con una extensión de unos 2000 m 2 cuya sobria estructura propia de la primera mitad del XIX, cuya tipología de casa-patio responde a las formas heredadas de las casas palaciegas del siglo XVIII. De planta cuadrada con patio central, la galería de éste ocupa tres de sus lados recorrida en la parte alta con crujía de habitaciones. El espacio del patio queda delimitado por arcadas de dos vanos apoyadas sobre columnas toscanas de mármol.
La exposición permanente se desarrolla en tres plantas con un recorrido
circular, ofreciendo una visión cronológico-cultural de la evolución de los
grupos humanos asentados en la co marca de Jerez a través de las piezas de los
fondos y el apoyo de fotografías, textos, maquetas, dibujos... que engloban
desde el Paleolítico a la Edad Moderna , pasando por el Periodo Neolítico, Edad
del Cobre, Protohistoria, Época Romana, Periodo Visigodo, Sala Numismática,
Periodos Islámico y Bajo Medieval; y terminando el recorrido con una selección
de cerámicas que abarcan de los siglos XIV al XVIII.
Además de la zona de exposición permanente, el Museo cuenta con sala de medios audiovisuales; la Sala Julián Cuadra, destinada conferencias, conciertos, etc, biblioteca especializada en temas arqueológicos, museología y restauración; y un departamento de educación y acción cultural destinado a actividades pedagógicas.
Las Murallas
El recinto amurallado de Jerez, ciudad fronteriza y estratégica de primer
orden, es obra almohade del siglo XII. Los almohades, originarios de Africa,
llegan a la Península en sucesivas oleadas requeridos por los reyes taifas para
frenar el avance cristiano. Siendo los almohades un pueblo esencialmente
guerrero, desarrollaron extraordinariamente el arte de la fortificación, de
manera que hasta la llegada de la artillería no se producirían mejoras
esenciales sobre las técnicas aplicadas por éstos.
La cerca, con un perímetro de unos 4000 metros , abarcaba una superficie de
46 Ha. y estaba compuesta por una serie de elementos tales como barbacana, foso,
puertas acodadas (del Real, con salida a Arcos y Medina, de Sevilla, de
Santiago, hacia Mesas de Asta y Trebujena, y de Rota), torres albarranas y
Alcázar.
Entre sus torres destacan las llamadas Torre Octógona, y la Torre de Ponce de León, ambas en el Alcázar. La Torre Octógona , construida según la técnica del encintado doble (piedra y ladrillo), constituye un bastión aislado y exterior al recinto murado destinado a la defensa de un punto débil de éste. La Torre Ponce de León es obra del siglo XV, de cuatro plantas y construida a base de «cajones» de tapial separados por hiladas de ladrillos. Especialmente interesantes son las calles Ancha y Muro, pues en ellas es donde mejor se aprecia el recinto mural con sus lienzos y torreones de tramo en tramo.
Además de la zona de exposición permanente, el Museo cuenta con sala de medios audiovisuales; la Sala Julián Cuadra, destinada conferencias, conciertos, etc, biblioteca especializada en temas arqueológicos, museología y restauración; y un departamento de educación y acción cultural destinado a actividades pedagógicas.
El Alcázar, la mezquita y los baños
El Alcázar está situado en el ángulo sudeste del recinto amurallado, ocupando la
zona más alta de la ciudad. Igual que la muralla, es obra almohade del siglo XII
y constituyó la residencia del wali del califa sevillano. Las torres
del Mirador, Octógona y del Homenaje lo enmarcan. En su interior se encuentran
los Baños y la Mezquita de Palacio, única conservada de las dieciocho que
existían en Jerez.
La mezquita, de pequeñas proporciones puesto que se trataba de un espacio
privado, posee todos los elementos característicos de estas construcciones:
patio de abluciones con aljibe y fuente, minarete, sala de oración, muro de la
alquibla y nicho del mihrab. Se accede a ella a través de un
arco de herradura enmarcado en alfiz rehundido, en piedra con las impostas de
mármol que da paso al patio de armas. Precede a la mezquita un pórtico de arcos
de herradura casi totalmente reconstruido en época moderna y que posiblemente no
perteneciese a la mezquita almohade. Un pequeño patio de entrada, con dos
naranjos, en cuyo ángulo se encuentra el minarete, antecede al patio de las
abluciones.
El interior, de planta cuadrada, se cubre con cúpula ojival de ocho panos
sobre trompas; rematada en época posterior con un linternón barroco. El material
de construcción es fundamentalmente el ladrillo. Tras la conquista de Jerez por
Alfonso X en 1264, se dedicó el edificio al culto cristiano, consagrándose a
Santa María, y se le añade el altar con resúmenes de las Cantigas compuestas por
el propio rey. Dentro del Alcázar, resultan dignos de mención los Baños con su
noria y aljibe, cuya estructura se basa y obedece en lineas generales a la de
los baños romanos, vigente aún en época medieval: caldarium o sala
caliente, tepidarium o sala templada, y frigidarium o sala
fría.
La Cartuja
El tal vez monumento más emblemático de Jerez. Fundada el 3 de mayo de 1453
por Don Alvaro Obertos de Válelo, y eligiéndose para su ubicación el lugar
llamado «El Sotillo» en el que ya existía una ermita de la Virgen que
conmemoraba una victoria de armas entre cristianos y musulmana, se instalan los
primeros frailes, procedentes de Sevilla, el 13 de febrero de 1476, iniciándose
la construcción del monasterio en 1478. Desde entonces y hasta la exclaustración
de las órdenes monásticas en 1835, la Cartuja constituyó un prestigioso y rico
centro religioso cuya hacienda, sabiamente explotada por los monjes, dio lugar a
famosas ganaderías de reses bravas y caballar. En 1948, volvieron los monjes al
lugar.
La estructura del conjunto responde a la índole de esta orden que combina
elementos de vida eremítica y cenobítica, de manera que hace necesario un
planteamiento especial de los espacios colectivos e individuales que haga
posible tanto las obligadas .actividades de oración en común y administración de
la colectividad propios de la vida monástica, como el retiro solitario propio de
los ermitaños, ya que las celdas son verdaderas casas adosadas alrededor de un
claustro, provistas cada una de su propio huerto y reproduciendo, dentro de un
conjunto ordenado y «urbanizado», el concepto de las ermitas y cuevas de los
anacoretas de la Iglesia primitiva. De ahí la existencia en la Cartuja de varios
claustros que aglutinan a su alrededor las diversas actividades de los hermanos
legos y los monjes.
El elemento más característico, o conocido, de la Cartuja es sin duda su portada construida por Andrés de Ribera en 1571. Consta de cuatro columnas dóricas que sostienen el entablamento coronado por la imagen de Dios Padre. Debajo, un arco de medio punto sobre el que se encuentran las imágenes de la Virgen María , San Juan Bautista y San Bruno. La portada está decorada con semiesferas de cerámica azul cobalto y los clavos y aldabones de la puerta pertenecen al mismo estilo de la época.
El caballo cartujano
Sin duda, la casta caballar que más fama y prestigio ha dado a Jerez es la
«cartujana», pues fueron los cartujos los que se encargaron de su selección y
crianza. Según cuenta la tradición, dos hermanos herradores de Jerez compraron a
un soldado un caballo viejo, procedente de los desechos del ejército y dedicado
a llevar leña a los hornos. Este caballo engendró un macho y una hembra. El
potro, que recibió por nombre Esclavo, resultó ser uno de los animales más
bellos, ágiles y de naturaleza más dócil de cuantos se habían conocido en muchos
años; "llegando a convertirse en el progenitor de esta mítica raza digna de
príncipes y reyes, a la que legó como signo de identidad 10 que en principio se
consideró un defecto: una verruga inconfundible.
Con la desamortización de los bienes de la Iglesia llevada a cabo por
Mendizábal, los caballos cartujanos fueron vendidos en 1838 a los ganaderos
jerezanos que se encargaron de mantener la casta. Actualmente, la Yeguada
Militar , el 11 Depósito de Sementales y la Yeguada del Hierro del Bocado, son
las custodias y transmisoras de la hermosa descendencia del «caballo del
soldado».
Y hablando de la tradición ecuestre jerezana, no podemos olvidar la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, creada en 1973 por iniciativa de Don Álvaro Domecq Romero y destinada a la formación de jinetes y la conservación y promoción de la doma clásica y vaquera. La Escuela está ubicada en el Recreo de las Cadenas, palacio construido por Garnier en la segunda mitad del siglo XIX.
Ruta facilitada por la Oficina de la Ruta Bética romana
Más información: http://www.beticaromana.org/