Sendero Torre del Tajo

Recorrido: Torre del Tajo y el acantilado de Barbate

Longitud	Duración	Desnivel	Tipo	Dificultad	A pie	En bici	En coche
1,6 Km	2 horas	10 metros	Lineal	Baja	Si	No	No

Este sendero se inicia en el área de aparcamientos existente en la margen izquierda del punto kilométrico 3.5 de la carretera que se dirige de Barbate a Caños de Meca. Es uno de los senderos más cómodos y atractivos que se ofertan dentro del Parque Natural pues permite, a través de un corto y agradable recorrido, conocer la Torre del Tajo y el acantilado de Barbate, dos de los principales atractivos para los visitantes.

 La mayor parte del recorrido transcurre bajo un dosel de pinos piñoneros (Pinus pinea), sin duda la especie más característica del Parque Natural. Son frecuentes, además los acebuches (Olea europaea, var. Silvestris), lentiscos (Pistacia lentiscus), palmitos (Chamaerops humilis), mirtos (Myrtus communis), retamas (Retama monosperma), jaguarzos (Halimium halimifolium), sabinas (Juniperus phoenicia) y enebros (J. Oxycedrus subsp. Macrocarpa), entre otras. Esta última especie está catalogada por la normativa autonómica como en peligro de extinción y encuentra en estas dunas y bosques una de las mayores poblaciones de la península ibérica, sólo superada por la que existe en el Parque Nacional de Doñana.

Entre la vegetación podremos encontrar una multitud de pequeños pájaros tales como abubillas (Upupa epops), verdecillos (Serinus serinus), jilgueros (Carduelis carduelis), carboneros (Parus major), herrerillos comunes y capuchinos (P. Caeruleus y P. Cristatus), agateadores (Certhia brachydactyla), etc. Estas especies encuentran en el interior de este bosque cobijo y alimento, en forma de frutos -destaca sobre todo el fruto del acebuche, la acebuchina- semillas o insectos.

Si agudizamos nuestras dotes de observación, también podremos encontrar rastros de otros animales: insectos, uno de los grupos faunísticos más interesantes que pueblan el Parque Natural; reptiles, como las lagartijas colirroja (Acanthodactylus erythrurus) y colilarga (Psammodromus algirus), el imponente lagarto ocelado (Lacerta lÉpida)o las culebras bastarda (Malpolon monspessulanus) y de herradura (Coluber hippocrepis); o, incluso mamíferos, como pequeños roedores, comadrejas (Mustela nivalis), meloncillos (Herpestes ichneumon) o zorros (Vulpes vulpes).

La Torre del Tajo (o de la Tembladera, nombre por el que también se la conocía en la antigüedad) nos permanece oculta durante la mayor parte del recorrido por el dosel que forman las copas de los pinos. Una vez alcanzado el acantilado, su imponente figura se nos destaca, de repente, sobre el fondo azul que forman el mar y el cielo.

Esta torre almenara fue construida en el Siglo XVI con la misión de servir de vigía ante las incursiones de los piratas turco-berberiscos que, por aquella época, asolaban las costas españolas. Su función era más preventiva que defensiva para lo que poseían un sistema de señales a base de disparos de artillería, fuego o humo mediante el cual avisaban a las poblaciones costeras y a las otras torres cercanas.

La Torre del Tajo, considerada la segunda en cuanto a altitud de la provincia, posee forma de tranco de cono y una altura superior a los trece metros. Sus gruesos muros de mampostería enfoscada albergan una única estancia abovedada de más de seis metros de diámetro y siete de altura. Una escalera de caracol conduce a la azotea en donde se encuentra la garita en forma de herradura y en la que antiguamente se refugiaba el torrero de las inclemencias meteorológicas. En el centro de la azotea se abre un orificio circular que comunica con la bóveda interior.

La Torre del Tajo fue restaurada en 1.992 por la Junta de Andalucía.